Se trata de un retrato de cuerpo entero de una dama romana anónima, fechable entre 40 y 45 d.C., que utiliza como prototipo para el cuerpo una imagen de diosa adscribible a la escuela ática de fines del siglo V a.C. Sin embargo, lo cierto es que se ha desatado la fantasía a la hora de interpretar la lanzadera de tejer que porta en su mano derecha, y que no pasa de ser un añadido moderno, acaso fechable en el momento en que la obra fue adquirida por Cristina de Suecia. En la colección Odescalchi toma el curioso nombre de "Lucina", diosa romana de los alumbramientos o sobrenombre de Juno cuando los preside: acaso influyese en tan culta interpretación la costumbre de las matronas romanas de dirigirse a su templo del Esquilino con el cabello y el vestido sueltos, como, en cierto modo, se presenta esta escultura. Llegada la obra a España (La Granja), Ajello se plantea otras posibles identificaciones: la figura mitológica de "Aracne de Colofón", la famosa tejedora que retó a Atenea y acabó convertida en araña y, según Barrón, también plantea la hipótesis de que se trate de "Caya Cecilia", mujer romana celebre en el arte del tejido, y que sirvió después de ejemplo a las doncellas de Roma. Sin duda se refiere a la dama de este nombre que fue esposa de Tarquinio Prisco. Ponz la menciona en la "tercera pieza" de la galería de San Ildefonso, como obra a la que "se ha dado el nombre de Aracnes" (sic). Sólo cambia su identificación al llegar al Prado, tanto Clarac como los inventarios de 1834 y de 1849-57 la conocen como "Penélope". Hübner es el primero que insiste en el carácter retratístico de la cabeza, tendiendo a descartar cualquier interpretación mitológica.