Tapiró fue amigo desde la infancia y compañero de estudios de su paisano Mariano Fortuny. Juntos viajaron en varias ocasiones a Roma y a Marruecos y, tras morir su amigo, se instaló definitivamente en Tánger, donde residió hasta su muerte. Allí realizó espléndidas acuarelas en las que representó con gran precisión tipos populares y pintorescos.