Según la tradición oral, esta casa perteneció a Doña Ana Martínez Zarco de Morales identificada como Dulcinea en El Quijote. El museo está ambientado como una vivienda cotidiana de La Mancha del siglo XVI, con mobiliario, dependencias y utensilios populares de la época. Fue declarado Monumento Histórico Artístico en 1980.