Retrato de María del Pilar de la Cerda y Marín de Resende Cevesio y Fernández de Heredia, hija de los condes de Parcent, encargado probablemente con motivo de los esponsales. Vicente López intentó satisfacer el gusto de la alta sociedad valenciana de la época, incorporando en sus retratos lenguajes artísticos diversos aprendidos de los más afamados maestros cortesanos. Aquí se acerca al refinamiento de Paret en su composición, con una marcada intención, pose algo afectada y en las telas influencia goyesca, el cortinaje de reflejos encendidos nos lleva y el modelado rotundo de las carnaciones y el torneado definido de los brazos y manos son ya enteramente propios su estilo. Vicente López logra en este lienzo la obra maestra de su primera producción retratística correspondiente al periodo de sus años valenciano inmediatamente posteriores a su estancia en Madrid.