Peinada con el cabello recogido con peineta de carey y bucles a ambos lados de la frente, luce la banda y cruz de la orden de María Luisa. La factura del retrato y la madurez del semblante de la reina, notablemente más adulto que la imagen juvenil que retratara López hacia 1819, como la moda de su peinado, contribuyen a fechar la obra hacia 1828, cuando la soberana contaba 23 años, uno antes de su muerte.
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