La hermana del rey Felipe IV fue retratada de busto con gola de gasa agrisada sobre un vestido leonado, delante de un fondo oscuro, tradicional en los retratos velazqueños.
Realizado en Nápoles durante el primer viaje del artista a Italia, coincidiendo con el trayecto de María de Austria (1606-1646) de camino a Viena, donde casaría con su primo Fernando de Habsburgo, rey de Hungría y futuro emperador con el nombre de Fernando III.
Velázquez adoptó un formato de busto, propio para retratos carentes del artificio y la pompa de las imágenes oficiales. Un retrato destinado al rey Felipe IV, quien con motivo de la partida de su hermana quería conservar su imagen. El pintor aborda por tanto un retrato de gran intimidad y cercanía al espectador.
Sin embargo, a la muerte del artista, aún está en su poder, siendo probable que fuese utilizado como modelo para retratos posteriores. El cuadro reaparece en 1794 en la colección del duque del Arco, de donde pasó a la Colección Real.
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