El cuadro fue presentado a la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1866. Relata como el Gran Capitán encontró el cuerpo de su adversario después de la famosa batalla por el control del reino de Nápoles, librada en tiempos de los Reyes Católicos. El paje, que aún sostiene el cuerpo de su señor muerto, dirige implorante la mirada al héroe español. El pintor capta claramente el respeto del vencedor hacia el vencido, a quien se le rindieron las apropiadas honras fúnebres.
Casado del Alisal logró con esta pintura un nuevo éxito tras su Rendición de Bailén (P4265). Reduciendo los personajes a los estrictamente esenciales para la narración, volvía a lo más puro del romanticismo pictórico. A esta tendencia contribuyen la situación de los protagonistas en primer término, la simplicidad del paisaje de fondo, el idealismo de los modelos humanos y la simplicidad de la composición, basada en la diagonal en que dispone las figuras.
El artista repitió en esta obra la estructura de un cuadro de tema idéntico realizado en 1835 por su maestro Federico de Madrazo, aunque algunas figuras como el paje con el cuerpo muerto delatan la influencia de la pintura de David.
Adquirido el 24 de junio de 1869 pasó posteriormente al Museo de Arte Moderno.
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