En la orilla de una laguna bordeada de juncos y espadañas dos cazadores con sus escopetas, uno de pie y otro sentado, acechan cualquier movimiento en la laguna. A la izquierda, cierra la composición el tronco y parte del ramaje de un soberbio abedul y al fondo una masa de álamos que abren una perspectiva en profundidad. A la derecha, un cerro iluminado por el sol, subraya la tonalidad arcillosas y caliza de las tierras de Aragón.