Este pintor burgalés encarna la transición entre el estilo internacional en el que se forma y el hispanoflamenco, a cuyos modelos accede transformándolos con su peculiar grafía. Los amplios volúmenes de las figuras, tanto del Crucificado como, sobre todo, de María y Juan,ocupan el primer plano de esta Crucifixión de grandes dimensiones, realizada como obra independiente. De ejecución muy cuidada, la extensa proporción de oro, aplicado en forma de grandes motivos florales, favorece lo decorativo. Conserva el marco original.
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