Después de su muerte, María es llevada al Cielo por unos ángeles en presencia de los Apóstoles. Las primeras noticias conocidas sitúan esta pintura en 1657 en la sacristía de El Escorial, procedente de la colección del virrey de Nápoles, conde de Monterrey, que pudo adquirirlo en Italia. Por su tamaño podría ser un encargo privado, en el que se advierte la influencia de Federico Barocci y Veronés.
Procede de la Colección Real.
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