Algo mayor que el natural, vestido a la moda de finales del siglo XVIII y cubierto por una capa, el busto representa al arquitecto ilustrado Juan de Villanueva (1739-1811), autor del edificio del Museo del Prado, concebido en origen como Museo y Gabinete de Ciencias Naturales. El autor sigue las características de otras esculturas conmemorativas suyas, como las del político Juan de Mendizábal, de la plaza de Tirso de Molina, o la del naturalista Rojas Clemente del jardín botánico, condensando en este busto todo su poder creador e intentando emular la capacidad del arquitecto representado.
La imagen en busto sobre un pedestal, con el manto que le recubre los hombros, es propia de una visión neoclásica y tiene evidentes deudas estéticas con los bustos de hombres ilustres realizados durante el Renacimiento y Barroco, que a su vez seguían las pautas de la escultura romana.
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