Camprobín fue el primer artista activo en Sevilla que se especializó en la pintura de flores. A pesar de que utilizó diferentes tipos de recipientes, como las cestas de mimbre, desarrolló un particular interés por los jarrones de bronce de sinuoso perfil en contraste con ramos de flores. Aunque inusual, el formato circular del lienzo no fue único en la pintura española de su tiempo, pues ya lo había utilizado "el Labrador".