En 1871, Fortuny se instaló en Granada, en una casa al pie de la Alambra y allí pintó el jardín que rodeaba su estudio, lleno de vegetación y captado bajo al atmósfera resplandeciente de una soleada tarde de verano. Este cuadro figuró inacabado en la venta de Fortuny en París en el año 1875, momento en el que muy posiblemente fue comprado por Ramón Errazu. Tiempo después, hacia 1877, Raimundo de Madrazo acabó y firmó la obra, incluyendo la figura de su hermana Cecilia, esposa de Fortuny. Este cuadro ingresó en el Museo del Prado como parte del legado de Ramón de Errazu.