Fabulista griego del siglo VI a. C., es representado con aspecto descuidado, en referencia a su condición humilde y su mano derecha sostiene un libro alusivo a su actividad literaria. A sus pies, el balde de agua recuerda la ingeniosa contestación que le valió la libertad de su dueño, mientras que el bulto con el equipaje hace referencia a su muerte. Los ciudadanos de Delfos, contrariados por la crítica de Esopo a la excesiva reputación de la ciudad, escondieron una copa entre sus pertenencias para acusarle de robo y castigarle con la pena capital.
Velázquez logra transmitir con una gran economía de medios una imagen veraz y realista, similar a muchos de sus retratos de este momento. Tiene muchos puntos de contacto con los retratos de bufones, especialmente por la elección de un personaje físicamente vulgar pero representado con enorme dignidad. Destaca la soberbia realización de la cabeza, donde la sabia y escéptica mirada reafirma la elevada posición intelectual del personaje, identificado además por la inscripción de la parte superior.
Pintado para la Torre de la Parada, probablemente fue concebido para colgar junto a Menipo (P1207) y Marte (P1208).
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