Una de las tipologías más características de la pintura española del pleno Barroco es la formada por cuadros de grandes dimensiones, destinados a presidir un altar y que representan a un santo en actitud gloriosa. Ésta es una de las más importantes y espectaculares de este tipo. En ella aparece San Agustín triunfante sobre el infierno y el paganismo, que aparecen representados abajo en forma de dragón y de escultura antigua respectivamente. La forma sinuosa del cuerpo del santo, su inestabilidad y el conjunto de ángeles que se agrupan en torno a él, entre los que destaca el de la derecha que dirige su espada de fuego contra los enemigos de la religión, contribuyen a resaltar la sensación de dinamismo.
Firmado en el ángulo inferior izquierdo, fue pintado para el convento de agustinos de Alcalá de Henares.
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