Durante mucho tiempo identificado como el "Bobo de Coria", el personaje que aparece casi arrumbado en el suelo es Juan Calabazas, que sirve como bufón al cardenal-infante don Fernando de Austria, pasando a partir de 1631 al servicio del Rey. Su extraña sonrisa, su descoyuntada postura y la presencia de calabazas en el suelo hacen referencia a su retraso mental.
La presencia de enanos, bufones, bobos y otros seres deformes que, con sus deformidades físicas y mentales, sus golpes de ingenio y desgracias, entretenían a la Corte es habitual desde el siglo XVI. Frecuentemente eran retratados para tener constancia de su apariencia, de modo que el retrato se convierte en documento científico.
Procede de la Colección Real.
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