Cristo entrega a San Pedro las llaves que simbolizan su autoridad en el seno de la Iglesia, en presencia de tres jóvenes identificadas con las virtudes teologales: la Caridad, de blanco; la Fe, de encarnado; y la Esperanza, de verde. El maestro veneciano confiere mayor protagonismo a Cristo y a la Caridad, cuyas figuras proyectan fuertes sombras que destacan sobre el fondo luminoso.
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