En el siglo XVII se creó con dos relieves fragmentados, probablemente antiguos, una obra nueva que representa, según una acertada interpretación nueva, una escena descrita por Esquilo en las Euménides. Orestes que había vengado el asesinato de su padre Agamenón con la muerte de su madre Clitemnestra y que se había amparado en la persecución de las Erinias en el santuario de apolo en Delfos, consigue huir gracias a que la sombra de Clitemenestra despertó demasiado tarde a las Erinias que dormían allí. Mientras los vasos griegos suelen representar a las diosas de la venganza en una actitud más activa, una serie de sarcófagos romanos de mármol sigue con mayor precisión la mencionada escena de Esquilo y las muestra durmiendo en el santuario de Apolo. La anciana que aparece mirando y gesticulando desde el templo, fue interpretada, por lo visto, en el siglo XVII por el espíritu o la sombra de Clitemnestra, tema para el que no existen analogías antiguas.
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