Lucio Quintilo Cincinato héroe de la Roma republicana, había abandonado la vida pública para retirarse a las labores agrícolas. El cuadro muestra el momento en el que varios representantes del Senado, le ofrecen ser nombrado dictador. Ribera elige el momento exacto en que los senadores están entregando el manto púrpura, símbolo de poder, a Cincinato, quien apenas ha dejado de trabajar con el arado.
La corrección del diseño y el perfecto modelado de las figuras, dispuestas a modo de friso antiguo, son aspectos que convierten esta obra en una de las mejores de todo el Neoclasicismo pictórico español. Algunos detalles técnicos como el dominio de la luz, apreciable en la brillante toga blanca del senador de espaldas, y la perfecta colocación de las figuras son magníficos ejemplos de la habilidad lograda por Ribera.
El cuadro mereció la aprobación del pintor David, maestro de Ribera, que lo equiparó, por su calidad, con los artistas franceses contemporáneos. Posteriormente fue enviado al rey español Carlos IV, pasando bajo Fernando VII al Casino de la Reina, desde donde ingresó en el Museo del Prado.