Cesta de mimbre con flores e insectos, situada sobre una superficie pétrea.
Composición bastante sencilla, típica de Arellano, en la que los puros e intensos colores de las flores contrastan con el fondo neutro y las gamas pardas de la mesa y la cesta. La intensa iluminación que hace posible los fuertes contrastes, es un recurso habitual entre los artistas que cultivaron la naturaleza muerta.
Esta obra es compañera de Florero (P3138), ambas donadas en 1969 por la condesa viuda de los Moriles.