Bodegón colocado en el interior de una alacena en el que se pueden observar apoyados en la superficie: un grupo de dos serines, dos jilgueros y dos gorriones en una caña, tres zanahorias, dos rábanos y un gran cardo blanco cerrando la composición. Y colgados del alfeizar superior: tres limones, siete manzanas, un jilguero, un gorrión y dos perdices rojas.
La composición destaca por su sobriedad, intimismo e intensidad, características que se enfatizan gracias a la luz lateral que produce grandes sombras, creando una ilusión perfecta y plenamente realista propia de las naturalezas muertas pintadas por Cotán que se convertirán en el prototipo del bodegón español.
Este cuadro fue pintado para Juan de Salazar, miniaturista en El Escorial y albacea testamentario de Sánchez Cotán. Perteneció posteriormente al infante don Sebastián Gabriel (1811 - 1875), a quien le fue incautado en 1835. Pasó al Museo Nacional de la Trinidad, siendo devuelto años más tarde a sus herederos, entre los que permaneció hasta 1991, momento en el que fue adquirido para el Museo del Prado con fondos del legado Villaescusa y beneficios de la exposición Velázquez (1991).
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