Se advierte el interés del artista en valorar las formas geométricas puras que subyacen en la naturaleza, estableciendo un compromiso entre la verosimilitud de la realidad circundante y las posibilidades de representar sus formas de la manera más depurada; así, naranjas, cajas de dulce, melero de Manises con vidriado estannífero y sandías se presentan respectivamente casi como pequeñas esferas, paralelepípedos, cilindro y grandes esferas. Contribuyen a esta sensación tanto la deliberada ausencia de pormenores y objetos menudos como la fuerte iluminación aplicada con irreprochable exactitud, y la coordinación del cromatismo, hábilmente contrastado y finamente diversificado.