El relieve, de sobresaliente calidad, presenta a la izquierda un sátiro que, salvo la piel de pantera que cubre su hombro izquierdo, está completamente desnudo. El musculoso dios del bosque, identificable a través de la cola de caballo y las orejas puntiagudas de animal, lleva una cinta en la cabellera y toca la flauta doble representada con todo sus detalles. Con dedos largos y nervudos, cada mano toca uno de los tubos de la flauta doble, mientras que sus mejillas henchidas y los dos tubos de la flauta están sostenidos por un "cabestro" cuyos cordones se unen debajo de las orejas y -si bien no se ven- van en torno a la nuca. El sátiro, que según otras réplicas estaba descalzo, y la ménade, calzada con sandalias, bailan de puntillas. Con su mano derecha, que aquí aparece sobre la gran pandereta, marca el ritmo de la música y echa la cabeza sobre la nuca con un gesto extático. Su cabellera rizada ondea libremente hacia atrás. Con el movimiento también se ha soltado el cinturon de su peplo, que sostiene unicamente por un botón sobre el hombro derecho, de modo que el lado derecho del cuerpo aparece desnudo. Entre los brazos se abultan los pliegues del doblez del peplo. En el ángulo derecho del relieve aparece en diagonal un tirso, en torno a cuyo tallo de hinojo gigante se enrolla una cinta delicadamente trabajada en relieve. Las dos figuras fueron representadas juntas también en otros relieves, por lo general con un segundo sátiro que baila con la cabeza inclinada, llevando un tirso y una piel de pantera. En la crátera de mármol del escultor ático Salpión de Nápoles y en un "puteal" de mármol del Vaticano, las tres figuras mencionadas siguen al dios Hermes, quien lleva a Dioniso niño entre sus brazos para entregárselo a una ninfa sentada. Sin embargo, los tipos de las figuras son intercambiables, ya que también aparecen en otros contextos razón por la cual era posible asociar al relieve del Prado con el mito de la infancia de Dioniso, pero también simplemente con el cortejo del dios.