En este paisaje boscoso con el mar de fondo, se sitúan algunas alegorías marítimas. En primer plano aparece un personaje masculino, junto a un torrente, que personifica uno de los grandes ríos existentes en la naturaleza, según la representación habitual desde la época clásica. A su lado se aprecian diversos elementos y animales relacionados con el agua, como tortugas y conchas, y al fondo, en un carro tirado por caballos marinos y encabezado por tritones que hacen soplar sus conchas está Neptuno, dios del mar, que sostiene el tradicional tridente. Se completa de esta manera la visión simbólica de todas las aguas, dulces y saladas, las de los ríos y las de los mares.
En este cuadro se manifiesta con claridad la influencia que los maestros venecianos ejercieron en el estilo de Ezquerra, especialmente en el uso de la técnica fluida y el colorido intenso, cualidades estudiadas por el pintor en los lienzos de dicha escuela italiana que formaron parte de la Colección Real española.
Esta obra formaba parte de una serie de los cuatro elementos, realizada en la primera mitad del XVIII, en la que también participaron artistas como Antonio Palomino (Alegoría del Aire P3186 y Alegoría del Fuego P3187) y Nicola Vaccaro (Alegoría de la Tierra P4963).
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