La concepción decorativa de la obra muestra los ecos refinados del rococó aún cuando extraiga muchas de sus formulaciones del repertorio anaglífico del Renacimiento maduro, convenientemente pulido, cuando se reelaboran muchos de los motivos recuperados de la tradición ornamental romana; por lo que en esta obra se observan múltiples referencias que aparecen en el multiforme mundo de la tapicería, bien en las riquísimas cenefas, bien en las áreas centrales de los paños, según las escuelas y las épocas.
El esquema compositivo evidencia la facilidad de Castillo para imaginar adornos, aderezos y galanías, de efectismo ligero y agradable, a fin de lograr un resultado decoroso, coherente, armónico y bien paramentado. Pertenece a una serie de seis obras (P07347-P07352) con asuntos diferentes pero concepción similar que representan, aparte de esta obra, a la Pintura, la Arquitectura, la Aritmética, la Música así como la Astronomía. Como es natural, observando sus pormenores, se advierte que todas se llevaron a cabo con la misma finalidad.
Todos estos cartones se realizaron para ser reproducidos en sus correspondientes tapices de la Real Fábrica de Santa Bárbara, de Madrid, destinándose a la decoración del gabinete de la Princesa de Asturias en el Palacio Real del Pardo.
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