La cabeza es de mármol blanco de Carrara finamente pulido. El cuerpo esta realizado con la técnica de aplicación de placas de mármol sobre una base esculpida en toba o "tufo": ésta se aprecia por detrás, mostrándose por delante la vestimenta policroma; la coraza, escamada, es de "nero antico"; el paludamento es de un tipo concreto de "alabastro fiorito": el "alabastro di palombara", y la fíbula esta tallada en "rosso antico". Sobre el hombro izquierdo se aprecia, grabada, el aspa de Felipe V. La peana es de mármol blanco con vetas grises. Este busto perteneció a la colección de Baldassare Odescalchi, en cuyo inventario aparece correctamente identificado; obviamente, en Roma eran bien conocidas diversas efigies del emperador, y el presente retrato imita, sin duda, con gran virtuosismo técnico y ciertos tonos de barroquismo, una obra conservada en los Museos Capitolinos. Adquirido por Felipe V, pasó a San Ildefonso, aunque no aparece identificado por Ponz ni por los inventarios Reales a la muerte de Carlos III. Sin embargo, según señala Coppel, "en el Palacio de La Granja hay una copia en yeso pintado de otro emperador donde se simulan los mismos materiales y que viene a sugerir... La existencia de al menos una pareja de bustos de este tipo". Llegado al Museo, se dudó durante décadas acerca de su identificación; todavía Barrón, a comienzos de siglo, lo llamaba "Antonino Pío" o "Adriano".
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