Obra maestra de la historia del paisaje occidental en la que Velázquez plasmó su idea del paisaje sin una excusa narrativa que lo justifique.
Probablemente pintada durante el primer viaje del pintor a Roma, hoy en día se tiende a pensar que fue realizada para inmortalizar un momento concreto y una circunstancia atmosférica determinada, la tarde. Esta obra representa un rincón del jardín de la Villa Medici. Dos hombres conversan delante de una serliana, estructura arquitectónica publicada por Sebastiano Serlio que resulta de la combinación de un arco de medio punto flanqueado por dos vanos adintelados. Está cerrada por tablones de madera junto a una herma (busto del dios clásico Hermes que en la Antigüedad marcaba los cruces de caminos). Sobre la arquitectura un personaje tiende una sábana. Y, a la derecha de la composición, puede distinguirse en un nicho los perfiles de una de las esculturas que forman la magnífica colección artística de la villa.
Aunque es muy poco lo que se sabe de esta obra, su belleza y calidad la sitúa como una de las grandes obras maestras que guarda el Museo del Prado y uno de los pocos ejemplos anteriores al siglo XIX de paisaje directo tomado del natural.
Étiquettes: