Obra maestra de la historia del paisaje occidental en la que Velázquez plasmó su idea del paisaje sin una excusa narrativa que lo justifique.
Probablemente pintada durante el primer viaje del pintor a Roma, hoy en día se tiende a pensar que fue realizada para inmortalizar un momento concreto y una circunstancia atmosférica determinada, el mediodía. Esta obra representa un rincón del jardín de la Villa Medici. En este lienzo, dos hombres conversan en primer plano mientras un tercero se asoma al paisaje a través de una serliana abierta presidida por una escultura de Ariadna dormida.
Aunque es muy poco lo que se sabe de esta obra, su belleza y calidad la sitúa como una de las grandes obras maestras que guarda el Museo del Prado y uno de los pocos ejemplos anteriores al siglo XIX de paisaje directo tomado del natural.
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