Natural de la provincia de Nursia, el santo abad, fundador de la Orden Benedictina en el siglo VI, aparece en el interior de su celda presenciando la aparición de un globo sostenido por tres ángeles ante la presencia de la Trinidad.
Esta obra denota las influencias venecianas asimiladas en la corte por el pintor, que construye un cuadro en el que existe una magnífica valoración de la materia pictórica y en el que el color se resuelve a base de tonos cálidos para transmitir la experiencia de la visión. Como instrumento expresivo llega a alterar la ortodoxia anatómica, como se aprecia en los larguísimos dedos del santo, realizados con una gran economía de medios. Pero al mismo tiempo, en el fino y seguro modelado del rostro nos demuestra que es uno de los pintores de su época con un sentido del dibujo más poderoso.
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