Busto de Venus, de tamaño algo menor del natural, vestida con túnica abotonada sobre el hombro derecho, que deja al descubierto uno de los pechos. Lleva el pelo recogido en un moño alto, que deja sueltos unos mechones de rizos sobre la parte superior de la cabeza. Parte de la nariz y la cara están restauradas. Para Barrón (1908) es obra probablemente moderna, de la colección de Carlos V y Felipe II. Blanco (1957) la creyó antigua, reelaborada en época moderna. Identificada entre las obras del marqués del Carpio, pertenece al grupo de bustos de personajes femeninos inspirados en modelos antiguos, con carácter decorativo, con deseo de emular la Antigüedad, realizados en los talleres romanos de la segunda mitad del s. XVII.
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