La escena relata el momento descrito en el Antiguo Testamento (Génesis 22, 1-19) en el que Abraham, siguiendo las órdenes de Dios, se dispone a ofrecerle a su hijo Isaac en sacrificio. Dios, viendo que Abraham sigue su mandato con fe ciega, ve probada su fidelidad y envía a un ángel para salvar a Isaac en el último momento, ordenando que en su lugar sea ofrecido un cordero. Este pasaje bíblico se entiende como prefiguración del sacrificio de Cristo en la Cruz.
La escena principal se sitúa en primer plano, con Isaac semidesnudo sobre el altar de sacrificios y sujetado por su padre Abraham, cuya mano derecha que sostiene el cuchillo es detenida por el ángel.
Pintura tardía, comparte con otras realizadas en la década de 1580 una misma fusión de los personajes en el paisaje. A lo largo de una diagonal se entrelazan las figuras, destacando por su luminosidad el ángel e Isaac, mientras la sombra que proyecta el primero deja en penumbra el sorprendido rostro del patriarca.
Esta obra fue adquirida en la almoneda de Carlos I de Inglaterra, instalándose en el Monasterio de El Escorial, donde permaneció hasta su incorporación a las colecciones del Museo del Prado en 1837.
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