Es una pieza de buena calidad y primorosa ejecución, con la figura de Cristo siguiendo los modelos del medallista Antonio Abondio, discípulo de Pompeo Leoni, quien trabajó para el emperador Rodolfo II. Fue autor también de medallas devocionales con numerosas variantes del busto de Cristo, de perfil, basado en modelos italianos, con o sin corona de espinas, con o sin letras hebreas en el anverso o el reverso, como en este caso, referentes a Jesús como Mesías (...) En cuanto al esmalte, de minuciosa aplicación y bello cromatismo, se relaciona con las producciones centroeuropeas virtuosistas de Nuremberg, Augsburgo y la propia corte de Praga, tomados posiblemente los motivos animalísticos de los repertorios publicados por Daniel Mignot (...) En cuanto a la inscripción hebraica, es fruto de un interés por el entorno bíblico como validación histórica del Cristianismo y rescate de las fuentes originales, que incluye movimientos lindantes con el esoterismo, como la cábala cristiana y el empleo de la grafía hebrea con valor profiláctico, lo que estaba en uso en los países del norte de Europa, con monarcas como Christian IV de Dinamarca, quien usaba el telegrama divino de letras hebraicas, o el propio Rodolfo II en su corte de Praga.