Francisco Meneses Ossorio fue un pintor español, miembro de la escuela sevillana de pintura y continuador del estilo de Bartolomé Esteban Murillo, de quien fue discípulo directo según Ceán Bermúdez. Estrechamente vinculado a Murillo, las primera obras firmadas que de su mano se conocen datan de 1663. Se le documenta formando parte de la Academia sevillana entre 1666 y 1672. A la muerte de Murillo en 1682, tras caer de un andamio cuando se encontraba trabajando en el altar mayor de los Capuchinos de Cádiz, fue Meneses quien se encargó de concluir el lienzo central de los Desposorios místicos de Santa Catalina que aquél había dejado inconcluso, correspondiéndole por completo los cuadros que ocupaban los laterales actualmente en el Museo de Cádiz. Entre sus obras, alguna vez asignadas al propio Murillo, como ha ocurrido con el San Pedro Nolasco ante la Virgen del Museo de Bellas Artes de Sevilla, pueden citarse el San Juan Bautista niño del mismo Museo y la Dolorosa del convento de la Encarnación de Osuna, fechada en 1703. Derivadas de prototipos murillescos, carecen de la gracia del maestro, particularmente en los rostros infantiles, pero es capaz en ellas de crear tipos propios, de rasgos personales, que han permitido atribuirle alguna otra obra, como un San Miguel del Hospital de la Caridad de Sevilla. A una tradición distinta, casi zurbaranesca en la gravedad de su composición y la atención a los detalles menudos pertenecen dos obras firmadas y fechadas en 1701: el San Cirilo de Alejandría en el concilio de Éfeso (Museo de Bellas Artes de Sevilla) y La Virgen de los desamparados con San Vicente Ferrer y San Pascual Bailón (Museo del Hospital del Pozo Santo, Sevilla), trampantojo a lo divino centrado en la imagen de la Patrona de Valencia, situada sobre un altar y con el hábito cubierto de joyas y exvotos.