Junto con su hermano Annibale y su primo Ludovico, Agostino Carracci fundó en Bolonia la llamada Accademia degli Incamminati. En ella proponían el estudio de la naturaleza y de las obras de los maestros del Renacimiento para evitar las complicaciones de forma y contenido de la pintura manierista. Si el colorido y la factura de este cuadro remiten a Tintoretto, la monumentalidad de los apóstoles y el escenario arquitectónico derivan de Rafael. El resultado es un nuevo modelo de perfección que une las escuelas pictóricas de Venecia y Roma, hasta entonces consideradas opuestas.
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