Ximénez recurre aquí a una iconografía de la Trinidad que muestra a las tres figuras con idéntica apariencia humana. Dios Padre y el Espíritu Santo, sentados en un trono, sostienen por los brazos a Cristo, representado como "Salvador del mundo". A los lados dos ángeles, uno con la espada y otro con los lirios. Ximénez los representa con su habitual estilo de acentuado grafismo y plegados simplificados y artificiosos.
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