El uso de una composición estrictamente piramidal y de unas formas prietas y torneadas, tanto en las anatomías como en los ropajes, subrayadas por la intensidad de la luz, indican aún un influjo directo de la pintura de Anton Rafael Mengs. El tratamiento del tema también denota la cercanía de esta obra al período italiano de Goya, en donde tendría ocasión de estudiar los numerosos modelos de Madonna con el Niño y San Juanito.
Estas figuras infantiles enlazan con otros niños de la pintura de Goya y dan una nota de originalidad y realismo a una escena considerada convencional.
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