Antes de 1444, el maestro de Tournai crea un prototipo para la Piedad con el Tríptico de Miraflores. El acierto con que el artista manifiesta el dolor de María hace de esta imagen la adecuada para satisfacer la devoción de una amplia clientela. Se justifica así que Weyden y su taller la repitan con variantes, entre ellas los acompañantes de la Virgen y de Cristo.
En esta versión -recortada en forma lobulada en fecha no determinada-, se suman a ellos las figuras de San Juan y un donante -miembro de la familia Broers-, en el mismo espacio que los personajes sagrados. Tanto la presencia del donante como la Corona de espinas advierten al fiel de la finalidad meditativa de la imagen.
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