El tema de la Inmaculada Concepción, muy popular en la España del siglo XVII, llega a constituir una de las señas de identidad del catolicismo nacional, hasta el punto de que son numerosos los organismos públicos y profesionales que exigen a sus miembros el juramento concepcionista. Murillo se hace eco de la demanda de este tipo de imágenes y crea un modelo de Inmaculada de gran difusión.Aparece citada por primera vez en el Palacio de Aranjuez en 1818.Procede de la Colección Real.
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