La colaboración entre Rodrigo y Francisco Osona tiene en esta y las otras cinco tablas del Museo del Prado (P6897-P6902) uno de sus mejores ejemplos. Probablemente diseñadas como parte de un retablo, en ellas se aprecia la disposición de las figuras y la fisonomía propios del estilo de esta familia de pintores valencianos. Por la diversidad en el tratamiento de las pinturas se puede adivinar la participación de algún otro miembro de su amplio taller, además de Rodrigo y su hijo Francisco. Estos cambios de estilo son especialmente visibles en la parte baja de la túnica de Jesús en El Prendimiento (P6902), de factura más simplista y apresurada ejecución.
La intensidad expresiva de los personajes es característica de la producción de los Osona, quienes dotaban a sus escenas de un fuerte dramatismo. A ello contribuyen enormemente las arquitecturas que sirven de escenario, grandes edificios de porte renacentista que anuncian la modernidad de sus pinturas. En la serie se adivinan además algunas de las fuentes nórdicas utilizadas por los pintores valencianos, en concreto estampas alemanas realizadas por Schongauer, una de cuyas composiciones es seguida casi literalmente en el Cristo ante Pilatos (P6897).
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