Varias figuras rodean y escarnecen a Cristo. Un soldado armado y un verdugo le colocan la Corona de espinas, mientras otro le ofrece la caña como cetro. La escena es contemplada por otras dos figuras desde la ventana.
Obra realizada por Van Dyck en su periodo juvenil, cuando demuestra una gran influencia de la pintura veneciana. Así, la figura de Jesús está directamente inspirada en un modelo de Tiziano. La composición, con Cristo en el eje, deriva del aprendizaje del pintor con Rubens, así como los recursos de claroscuro, que éste empleó en las primeras décadas del siglo XVII.
La obra fue realizada en varias fases, siendo el perro y los hombres junto a la ventana adiciones a la composición inicial. Se observan arrepentimientos: un pie entre Cristo y el perro y una mano en el extremo izquierdo, junto al codo del verdugo.
Regalada por el artista a Rubens, la obra fue adquirida a su muerte para Felipe IV, quien la destinó al Monasterio de El Escorial, de donde ingresó en el Museo en 1839.
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