Escena del Nuevo Testamento (Lucas 1, 26-38) que narra la Anunciación del Arcángel San Gabriel a la Virgen y la aceptación de María de convertirse en la madre Dios por medio de la intercesión del Espíritu Santo. La Virgen aparece acompañada de tres de sus atributos tradicionales, el costurero y el libro, símbolos de su laboriosidad y devoción, y las azucenas, símbolo de su pureza.
Cuadro de carácter devocional, esta obra forma parte de un tipo de pintura sencilla y llena de ternura que gozó de gran éxito entre la sociedad sevillana tras la epidemia de peste de 1649.
Este lienzo fue adquirido en Sevilla en 1729-33 por la reina Isabel de Farnesio, citándose en el inventario de 1746 del Palacio de la Granja y en el inventario de 1794 del Palacio de Aranjuez, ambos en Madrid.
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