Es una obra romana inspirada directamente en un prototipo griego del siglo V a. C. y ampliamente restaurada en el siglo XVII.
La égida, manto protector realizado con la piel de la cabra amaltea, fue desde siempre un atributo mítico de Zeus: en ella recogía las nubes, con ella arrojaba relámpagos y provocaba truenos. Sin embargo, raras veces aparece el padre de los dioses revestido con ella en las representaciones artísticas. Por esta razón, la presente obra constituye una curiosidad iconográfica, y ha dado lugar a opiniones como la que veía en la presencia de la égida una prueba de la cronología helenística de su prototipo. Actualmente se piensa que tanto la cabeza como el cuerpo -tallados de forma independiente- tienen su modelo en el siglo V a. C., aunque la escasa calidad de la copia impide concretar con mayor exactitud su posible autoría.´
Su historia es bien conocida desde el siglo XVII. Como "Giove con un fulmine nella mano destra con un aquila alato" es inventariada en la sexta sala del Palacio Riario, residencia de Cristina de Suecia en Roma; aparece perfectamente descrita en la galería de esculturas de Livio Odescalchi; se embarcó para España en marzo de 1727 en la caja 115; se instaló en el Palacio de La Granja, en cuya "pieza tercera" lo vió Ponz durante el reinado de Carlos III, y allí permaneció al morir este monarca; llegó al Museo, donde fue catalogado en 1834 y en el inventario de 1849-57 tiene el nº 79 de escultura. Su historia es prototípica de la mayor parte de las esculturas que formaron la colección de Felipe V e Isabel de Farnesio.