La presente obra constituye uno de los escasos ejemplos de retratística femenina ejecutados por Meissonier, en el que la dama representada aparece sentada, en un elegante aposento de suntuosa decoración, posando con desenvoltura; mientras, su capa ribeteada de piel descansa sobre el diván y los guantes sobre la mesa, cubierta por un rico tapete, junto a una copa de cristal con una flor blanca, rodeada de libros que conforman un bonito efecto de "mesa revuelta". El interior manifiesta así la condición de mujer mundana y sensible a la belleza, pero también inteligente y culta de la retratada. La habilidad del pintor en la representación de las telas se muestra en la gran variedad de calidades que consigue, en los tapizados de terciopelo, el tapete, la alfombra, los cortinajes y los encajes del vestido, realizados con minuciosidad y maestría.El retrato fue realizado en París, en el momento en que Meissonier era el pintor de mayor fama en Francia. Se enmarcó en una moldura de ébano con entrecalle tallada en elegantes estilizaciones de hojas, rosetas en el centro y hojas de acanto en las esquinas, y festón de flores con acantos. La trasera se cerró con una plancha de bronce en la que se grabaron en capitales el nombre de la efigiada y el título que utilizó al morir su padre, en 1882. El marco tiene un dispositivo que permite abrirlo mediante llaves interiores de acero incrustadas en él y ocultas por placas de bronce que se atornillan a la madera.
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