Por indicación de Euristeo, Hércules acabó con el toro de Creta, un peligroso animal de gran ferocidad que producía la desolación y la muerte. Al igual que en el resto de episodios en los que el héroe se enfrenta a bestias, esta escena puede interpretarse como una referencia mitológica a las batallas que los ejércitos de la Corona española mantuvieron contra sus enemigos europeos a lo largo del reinado de Felipe IV y cuya plasmación victoriosa se reflejaba en las paredes del Salón de Reinos.Formó parte de la serie de lienzos sobre los trabajos de Hércules que realizó Zurbarán para la decoración del Salón de Reinos del Palacio del Buen Retiro.