La escena representa los últimos momentos de la vida de Hércules. Desesperado por los dolores que le producía la túnica envenenada que le hizo vestir Deyanira, a instancias del centauro Neso, el héroe levanta una pira en el monte Eta y ordena que le quemen vivo. De espaldas vemos a Filoctetes, que prueba su amistad accediendo a prender el fuego. El lienzo forma parte de una serie de composiciones de asunto mitológico que Giordano pintó durante su estancia madrileña, probablemente para decorar el Palacio del Buen Retiro.