El presente dibujo es un definido estudio preparatorio general de composición para el importante cuadro realizado por Federico de Madrazo por encargo del gobierno francés en 1838 para la Galería de las Cruzadas del palacio de Versalles, consagrada a la recuperación del pasado medieval francés relacionado con la conquista del Santo Sepulcro de Jerusalén.
Federico concibió la escena de su cuadro en el atrio de la basílica del Santo Sepulcro. A la puerta del templo aparece el protagonista de la composición, el héroe cruzado Godofredo de Bouillon (h. 1060-1100), que sería proclamado rey de Jerusalén el 23 de julio de 1099 tras conquistar finalmente la ciudad a los infieles.
El artista realizó un metódico proceso de elaboración para tan importante encargo. Este primoroso dibujo a pluma, viene a precisar detalles de las figuras ya planteadas en un diseño anterior, perteneciente a Paul Ouradou y en el que, como en aquel, identifica a los protagonistas esenciales del pasaje histórico a través de números que luego explica en sus correspondientes leyendas, además de señalar, en una elocuente voluntad de rigor histórico, la "bandera verde de la gran mezquita de Omar" en el estandarte que se destaca tras el monarca de entre los trofeos militares ganados a los árabes. Así, en este bello dibujo, sin duda de una gran delicadeza y limpieza de trazo, todos los personajes quedan ya suficientemente definidos en sus actitudes, indumentarias y ubicación, aunque la mente de Federico, en su efervescente juventud, no cesa en introducir nuevos cambios respecto al paso anterior. Así, reviste a Tancredo con una capa, que finalmente suprimirá, sitúa un soldado de rodillas en el primer término para cerrar la composición por la derecha; personaje sobre cuya oportunidad manifiesta sus dudas el propio artista al pie del papel: "no sé si quitar ó nó, el hombre que está de rodillas - me parece que no es necesario", eliminándolo en efecto finalmente, tantea la figura de Godofredo vestido con cota de malla y capa, que suprime también luego en el cuadro, en el que desaparece igualmente el paje que le ofrece la corona sobre un almohadón, en el extremo derecho, dejando igualmente sin trazar las arquitecturas.
Siendo este el dibujo más concluido entre los conocidos, en un paso posterior ha de situarse otro diseño ingresado junto con este en el Prado, en este caso a lápiz y de intenciones y ejecución más sumaria, pero que se ajusta ya con mucha mayor precisión al lienzo final. En este último, Federico se preocupa sobre todo de delinear con toda precisión las arquitecturas de la iglesia que enmarcan su despliegue escenográfico, la ubicación antes ocupada por Pablo el Ermitaño ha sido cedida al conde de Flandes, cuya capa desaparece en el cuadro, mientras que Godofredo aparece ya con los brazos extendidos, en señal de resignada aceptación de la corona, con el escudo prendido del cinturón de la espada, luego también suprimido.
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