Noé, en el centro de la composición barbado y con túnica encarnada, dirije junto a su familia la entrada de los animales en el arca.
La escena está inspirada en el pasaje del Génesis (1: 7, 2-3) en el que Noé, siguiendo los mandatos de Dios, hace entrar en el arca construida por él, una pareja de cada especie animal para salvarlos del Diluvio Universal y poder repoblar la Tierra después.
Esta pintura se considera una de las primeras aproximaciones de Jacopo Bassano a los temas del Antiguo Testamento, que serían después objeto de diferentes versiones por parte del taller.
Esta obra fue legada a Felipe IV (1605-1665) por el príncipe Filiberto de Saboya.