Un incendio ocurrido en el Palacio del Pardo el 13 de marzo de 1604 hizo desaparecer la galería de retratos existente, obra de los mejores artistas de la época: Tiziano, Antonio Moro, Alonso Sánchez Coello y Sofonisba Anguisciola. Encastrados en marcos de estuco en la pared, los retratos de la Sala de los Reyes, organizada por Sánchez Coello por encargo de Felipe II, no pudieron ser rescatados del fuego como otras pinturas. Felipe III, consciente de la importancia de este espacio como lugar simbólico de representación de la monarquía, acometió su reconstrucción, encargando esta misión a Juan Pantoja de la Cruz, que hizo uso de modelos precedentes para la recreación de la nueva sala de retratos. Tiziano fue el creador del modelo de representación de Carlos V, definiendo la imagen oficial del Emperador. El éxito del modelo del veneciano se debe a que fijó tanto la identidad física de Carlos V como el concepto de dignidad imperial que representaba, convirtiendo el retrato de cuerpo entero, armado, con espada, bastón de mando y celada en punto de partida de una iconografía de enorme fortuna en la Casa de Austria.