Es obra del pintor vecino de la parroquia sevillana de San Román, que firma el Calvario con donante de la catedral hispalense. Al ser una imagen de devoción, destinada a la meditación personal, está realizada con una técnica muy cuidada. Jesús aparece mirando al espectador, con el rostro escorzado y señalándose la llaga del costado.
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