Lienzo de formato rectangular que presenta un grupo de personas en el interior de una estancia. La figura central, sedente, viste túnica roja y lleva las manos atadas con una cuerda, con ellas sujeta un cetro. A su alrededor se disponen una serie de figuras, con diferentes actitudes. Las dos que se encuentran en la parte superior, colocan una corona de espinas sobre la cabeza de la figura central. Al fondo de la estancia se abren dos ventanas en las que se distinguen paisajes.
Sánchez Cantón señala, sin más precisiones, que procede de un monasterio toledano. Durante muchos años se expuso en la sala -Oratorio del museo.
Para Sánchez Catón la atribución a Gallego es indudable, son base fírmisima para ello sus obras firmadas y documentadas. No ha de ser muy posterior al admirable retatrato del Cardenal Mella. Por lo tanto, su fecha puede fijarse como cercana a 1470 Tormo lo creyó también de Fernando Gallego, calificándola como tabla importante del s. XV. Gaya Nuño en su Guía de 1955 hablaba de excelente tabla de Fernando Gallego. Mª Elena Gómez Moreno sería ya partidario de relacionar la obra con el círculo de los Gallego, pintor muy superior al también colaborador de Fernando Gallego, Pedro Bello: (...) el tipo de Cristo (...) y el carácter grotesco de los sayones, lo violento y profuso de los plegados y la entonación de color se relacionan más bien con el tríptico de Santa Catalina, en el Museo catedralicio de Salamanca, documentado en 1500 como obra de Francisco Gallego. Pilar Silva Maroto lo ha relacionado con el Maestro de la Sisla. (Redondo Cuesta, José, 2007, p. 114)
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